El subir ahora a la plaza de toros y mirar a lo lejos el Sant Jordi y recordar las colas interminables que tuvimos que esperar para coger esos autobuses que sólo pasaban cada 15 minutos, o el sentimiento que la gente profesaba a su equipo por la Rambla, luciendo sus bufandas y sus colores orgullosos, sabiendo que nadie les diría nada, solamente un cántico al aficionado contrario, un abrazo, o un intercambio interminable de bufandas.
Esa copa fue para mi la primera y seguramente no será la última, ya que el sentimiento aun sigue latente. Un vuelo ansioso por llegar sabiendo que todavía nos tocaría esperar a nuestro tercer compañero (ese día al final seriamos 6)el cual consiguió, hacer que mi amor por este deporte creciera hasta limites insospechado.
De camino hacia el apartamento, todos con nuestra boca abierta viendo la grandeza de la ciudad, y escuchando perplejos lo que nos iba contando,un amigo que nos vino a buscar. El trayecto se nos paso corto, salvo por el cuidado que tuvimos que tener debido a la zona donde se ubicaba nuestro apartamento. A nosotros nos daba igual, queríamos baloncesto, y mas baloncesto. Al final, una zona que aunque algo lúgubre, conseguimos iluminarla con nuestros cánticos y bufandas.
Sabiendo que los partidos comenzaban a las 7 de la tarde, siempre estábamos allí una o dos horas antes, para poder charlar con el resto de aficionados, y tener nuestras discusiones, por quién sería nuestro favorito o el que creíamos que podría ser el campeón.
Los días pasaron y el cansancio nos fue haciendo mella, pero nunca decaímos en nuestras ganas de seguir animando a nuestro equipo, o en este caso a cualquiera que se lo mereciera por juego, o por que su afición nos enganchaba con sus cánticos.
Ahora todo esta en silencio, pero si me paro y cierro los ojos sigo escuchando a los casi 16000 espectadores gritar el nombre de su equipo como si no hubiera un mañana, a la gente y sus colas interminables para conseguir llegar a su ansiado asiento, a ese Fuenlabrada, que salió después de disputar uno de los mejores partidos de cuartos de la copa, y abrazó, chocó y disfrutó de su afición que se agolpaba en una valla para que su equipo supiera que estaba allí. Aunque no ganaron para ellos eran campeones.
Sigo con los ojos cerrados, y veo a mi compañero de habitación diciéndome afónico todavía,que era uno de los partidos que más le habían impactado de su vida, al malagueño preguntándome que para mi cual sería mi jugador revelación en el torneo, o las discusiones que teníamos, con el sonido de los móviles a horas intempestivas por que no podíamos dormir todavía ya que teníamos que contárselo a todos nuestros conocidos.
Abro los ojos y 300 metros mas abajo, los vuelvo a cerrar. Sí, estoy en el INEF de Barcelona, y me preguntarás ¿por que los cierras? Pues porque aquí también se vivió otro tipo de Copa, la Copa forera, donde el equipo del Fuenla se llevó la victoria.
Pero no sólo se llevo la victoria, sino a 10 compañeros de equipo que sin conocernos todos, a los 10 minutos ya estábamos disfrutando de cada canasta de cada rebote y de cada acción como si nos conociéramos de toda la vida.
Y ahora si que los abro, más que nada para no caerme. Voy a seguir con mi viaje. En la Copa disfruté de baloncesto, amigos, aficiones, cánticos y ahora lo haré de mi cámara y paseos interminables en esta ciudad que me tiene enganchado.
La Copa del Rey. Una experiencia que hay que vivir, al menos una vez en la vida.
@YosoyRodman
Nada mal para ser tu primer blog, espero que no sea el ultimo... enhorabuena RODMAN!
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